Todo lo que viví fue en vano, fui infiel a mí misma… No sé reconocer derrotas, ni puedo dejar de luchar.
Con mis zapatos desgastados y mis pies cubiertos de dolor, sigo adelante.
Pero todo es distinto, yo soy otra y ya nada siento.
Llegué al borde de la insania, de la esquizofrenia y de la psicosis; me volví adicta al sufrimiento.
Perdí vida, perdí tiempo… y perdí mucho más que eso.
Cada vez confío menos y no acepto buenas intenciones sin antes creer que seré un objeto más de alguien que está aún más perdido y más vacío que lo que estoy.
Alzo la vista y sigo, ignoro aquellas verdades obsoletas que vienen desde tiempos de antaño, sucumbo ante la realidad.
Destino desértico, el mío; destino irreparable.
Caminar sola es mi verdad.
Y es mi soledad, figura que me acompaña desde las sombras, mi antiguo amor en la más dolorosa penumbra cuando todo mi alrededor me defrauda.